A partir de ahora el seleccionador nacional debe ser tratado de excelentísimo; es el único privilegio que le queda a la institución nobiliaria en nuestro país. Llama la atención que tal anacronismo siga reflejado en la constitución española; son muchos los países en los que los títulos nobiliarios han sido suprimidos por ley, en pos de una igualdad social plena y democrática.
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